La tierra está siendo arada y estamos llamados a sembrar de nuevo. Este proceso no debería ser doloroso, aunque normalmente lo es. Debemos elegir ahora qué vamos a sembrar de acuerdo con lo que, conscientemente queramos cosechar.
Es evidente que sin importar cuál sea tu situación actual, hay cosas que estamos cosechando que nos gustan y otras que no. Sin embargo, la naturaleza es sabia y solo regresa multiplicado aquello que hemos sembrado.
Ya sea por acción o por omisión, somos 100% responsables de lo que estamos experimentando y aunque la salida más fácil es buscar un culpable afuera, ello jamás ha contribuido de manera efectiva a la solución del problema.
Por esto, propongo que nos permitamos experimentar la incómoda sensación de asumir la responsabilidad, con el propósito de recuperar el poder que cada uno de nosotros tiene para transformar la realidad que no nos gusta.
No existe nadie que con una pequeña acción no pueda contribuir al gran cambio que el mundo necesita.
Como emprendedor y empresario que soy asumo la responsabilidad, reviso qué puedo hacer mejor desde mi actual posición y me comprometo a ser parte de la solución, y no un pasivo crítico o espectador de la realidad.
Siempre he creído que los empresarios somos agentes de transformación social y que nuestro nivel de consciencia es el que nos permite realmente generar un impacto positivo en nuestro entorno inmediato.
Comprendo que durante años se ha construido un estigma sobre los empresarios, al punto en el que se les ha tildado como capitalistas salvajes y explotadores de la clase obrera, no obstante, la experiencia me ha demostrado que la mayor parte de ellos, son ciudadanos comunes que hacen un esfuerzo enorme por mantener vivas sus empresas, los empleos y beneficios socioeconómicos que ellas reportan.
Creo fielmente que lo que necesitamos son más y mejores empresas, lo cual se logra solo si tenemos más y mejores empresarios que desarrollen empresas consientes.
Este año estoy cumpliendo 25 años de hacer negocios y crear empresas, 15 de los cuales, además, he acompañado a otros empresarios con estrategias efectivas de negocio para el crecimiento rentable.
Los que me conocen saben además que siempre lo he realizado con un enfoque en las personas antes que en las empresas y el bienestar antes que las utilidades. Aun así, he sido tímido en la propuesta y sé que podemos hacer mucho más, por eso mi compromiso a partir de la fecha se resume en uno solo:
Empresas Consientes para el mundo
Este será el nuevo instrumento desde el que espero que podamos contribuir a la solución y así saldar la enorme deuda social que como Estado tenemos con nuestros ciudadanos, al tiempo que, impulsemos finalmente el tan anhelado sueño de la sostenibilidad social, económica y ambiental.
Los resultados de nuestras empresas serán consecuencia de nuestras acciones, que a su vez serán el reflejo de nuestro nuevo entendimiento del mundo, por lo que convoco a todos mis colegas a que abramos espacios de conversación propositivos en los que podamos comprender mejor los retos que nos supone este momento histórico y desde allí sentemos las bases de lo que muy seguramente será una nueva sociedad más justa, incluyente y sostenible.
Sé que no es solo un trabajo de nosotros los empresarios, aún tenemos mucho por hacer con los servidores públicos que se olvidaron de servirle al público y por las organizaciones sociales que le dieron la espalda a la sociedad, así como todos los demás actores importantes de la sociedad, entre los que menciono a las instituciones educativas, quienes deberían mantener un diálogo de saberes respetuoso que contribuyan a la unión y no a la polarización de la sociedad.
Llegó el momento de apostarle todo a crear la nueva generación de empresas conscientes para el mundo.
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que llevas dentro